lunes, 8 de octubre de 2012

Milanga's & Roll

Después de una buena noche de pachanga no hay nada mejor que una milanga. Pero a veces no pinta cocinar, yo por eso ya tengo todo preparado para que a la vuelta de la jarana no haya más que recalentar un plato de buena comida, que absorba todo y que renueve el espíritu. Por supuesto, que sacie el hambre, si no no tiene sentido. Un buen guiso de mondongo o una buena molleja, aunque recalentada es desabrida. Si pudiera me pediría un delivery. Pero no hay delivery a las seis de la mañana, aunque debería haber, no? Seguro que trabajaría bien. Cuánta gente llega aproximadamente a la misma hora y tiene ganas de desayunarse un buen almuerzo, potentoso y sabrosón. Ahí está, una condición es que tiene que salir rápido, porque uno llega, se come lo que haya en la heladera y después a dormir, es más, en medio de todo este proceso se va induciendo más el sueño. Por eso tiene que venir rápido, porque uno viene pensando ya más en dormir que en otra cosa. Y buena comida ayuda a dormirse mejor. Tiene que ser rica y grasosa, con mucho colesterol, nada de nutritiva. Y mucha carne, por sobre todo. Si no no pega con el momento y no sirve para saciar el espíritu hambriento del noctámbulo pachanguero que llega a su guarida luego de una noche de ardua militancia para dotar al estómago de energías renovadas. Así que un plato bien cargado es lo necesario. Un delivery que cumpla con estos requisitos sería un gran negocio, no hacen falta estudios de mercado, tan sólo ver los puestos de la costanera que a eso de las seis ya empiezan a llenarse de lobos hambrientos que no habiendo conseguido alimento van a procurarse su “mondiola”, el “chori” que cierre una noche perfecta y acabada de la mejor manera.